Se enderezó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella le contestó: Ninguno, Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno; ahora, vete y no vuelvas a pecar. Juan 8:10-11 (DHH)
¿Sus acciones dan a entender que usted valoras más el comportamiento perfecto que a las personas? Si usted juzga a las personas con facilidad, condenándolas cuando cometen errores, en realidad demuestra que el comportamiento perfecto es más importante para usted que las relaciones.
Algunos tienen el hábito de juzgar y criticar a las personas rápidamente. Ellos piensan que una actitud de aceptación tolera un mal comportamiento e incluso lo alienta. Estoy en desacuerdo. La mayoría de las personas son conscientes de la diferencia entre lo bueno y lo malo, por lo que poner sus errores bajo un microscopio realmente no resuelve nada. Todos cometemos errores, y si somos juzgados con dureza por ellos, tenemos dos opciones: ocultar los errores o abandonar la relación. Con cualquiera de las dos opciones, nos separamos del apoyo que necesitamos para superar nuestras debilidades.
Cuando Jesús se encontró cara a cara con una prostituta que estaba siendo condenada por las autoridades religiosas, no participó en una larga conferencia sobre lo inmoral que era su comportamiento. Él la respetaba como persona, pero al mismo tiempo le dijo que “vete y no vuelvas a pecar” (Juan 8:11, NTV). Su aceptación revolucionó completamente su mundo. Cuando aceptamos a las personas como son, creamos una zona segura para que cambien.
Somos solo humanos, todos cometemos errores. Hoy, busque formas de demostrar que usted acepta a las personas como son. Al hacerlo, usted puede perdonar y resolver sus diferencias para crear relaciones cercanas y gratificantes.