Porque gracias a Cristo Jesús, ya no cuenta para nada estar o no circuncidados. Lo que cuenta es la fe, una fe activa por medio del amor. Gálatas 5:6 (DHH)
Como creyentes, no necesitamos tratar de hacer algo para Dios. Ese es el pensamiento del antiguo pacto, y debemos recordarnos a nosotros mismos que vivimos bajo un nuevo acuerdo.
Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, separaron a toda la humanidad de una relación con Dios. Pero Dios prometió enviar un Salvador que proporcionaría una manera de volver a tener una relación cercana con él.
Años más tarde, cuando Dios estaba poniendo las cosas en su lugar para enviar a Jesús, hizo un contrato con los israelitas al que nos referimos como el “Antiguo Pacto”. En este acuerdo, Dios prometió una relación limitada con Él y el acceso a sus bendiciones SI lo obedecían, pero no fue una solución permanente. Las personas que luchan con sus propias fuerzas se ven atrapadas en ciclos interminables de fracaso e intentan compensar esos fracasos… es decir, hasta que Dios establezca un nuevo pacto con ellos.
Este nuevo contrato, que llamamos “Nuevo Pacto”, ocurrió entre Jesús y Dios. Básicamente, Dios dijo: “Jesús, si pagas la pena por la desobediencia de la humanidad, prometo bendecir y restaurar mi relación con las humanidad a través de ti. Cuando las personas confíen en ti y en lo que tú lograste a través de tu muerte, resurrección y ascensión, los perdonaré y los veré como si tuvieran un registro perfecto”.
Si usted ha recibido a Jesús como su Salvador, nada se interpone entre usted y una relación cercana y amorosa con su Padre Dios. Usted puede pedirle lo que necesita, sabiendo que su merecimiento es irrelevante. ¡Jesús merece todo lo que usted le está pidiendo a Dios, por lo que usted tiene derecho a lo que pide a través de Jesús!