Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo. Mateo 16:19 (DHH)
¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la voluntad de Dios para su vida?
Vamos a suponer que una amiga suya iba a tomar unas largas vacaciones. Antes de irse, ella le entrega un gran manojo de llaves y le dice que se sienta libre de utilizar su casa, la cabaña, el coche, el barco, y todo lo demás que pueda abrirse con esas llaves.
Ella le dio las llaves y la autoridad para usarlas, ¿verdad? Por lo que tiene derecho a acceder a todos los elementos controlados por dichas llaves. ¿Será que usted la llama por teléfono y le pide que desbloquee la casa por usted? “Usted tiene las llaves”, ella le diría. “¡Adelante, ábrala!”.
En el versículo de hoy, Jesús dijo que él nos dio las llaves del reino. Por lo que usted tiene derecho a acceder a todo lo que Jesús posee: toda bendición y promesa. ¡Esa es la voluntad de Dios para su vida!
¿Por qué seguimos pidiéndole que nos de aquello para la cual ya tenemos las llaves? No necesitamos orar: “Jesús, por favor sáname” o “¡Jesús, por favor arreglar mis finanzas!” ¡Él ya nos dio las llaves! ¡Ya podemos acceder a la curación y la prosperidad a través de la fe, cuando nosotros creemos! En cambio, debemos orar: “¡Gracias, Padre, por darme las llaves de todas las bendiciones y promesas!”
Como creyente, usted tiene el poder para hacer riqueza (Deuteronomio 8:18) y estar sano (Isaías 53:4-5), en Cristo. En la medida en que usted lo crea y tome acción, haciendo todo lo que usted sabe hacer, ¡usted caminará en esas bendiciones!