El cuerpo humano, aunque está formado por muchos miembros, es un solo cuerpo. Así también Cristo. 1 Corintios 12:12 (DHH)
¿Cuál es su vocación? ¿Qué dones le ha dado Dios que Él quiere que usted use para el Reino?
Hemos estado en una serie en este devocional hablando sobre algunos de los beneficios que el Espíritu Santo trae a nuestras vidas. De acuerdo con el versículo de hoy, el Espíritu Santo también coloca a cada uno de nosotros en el cuerpo de Cristo.
Si usted ha estado luchando con la idea de tener una vocación, quiero tranquilizarlo. Su llamado en la vida no tiene que ser algo grandioso como mudarse a África para alimentar a los hambrientos, y usted no está limitado a un solo llamado en la vida.
A menudo complicamos en exceso esta idea de ser llamados, pero todo lo que realmente significa es que el Espíritu Santo lo capacita para desempeñar una parte (o varias partes) como miembro del cuerpo de Cristo. Es uno de los beneficios que nos proporciona.
Todos nosotros tenemos la necesidad de sentir que pertenecemos. No importa cuáles sean sus dones, usted pertenece… al cuerpo de Cristo. Ninguna parte es más importante que otra. Los dones que usted posee, podría permitirle ser pastor, estar en un equipo de adoración u orar por los demás. Por otra parte, usted podría ser un gran negociante y colaborar en la financiación del Evangelio, usted podría ser bueno horneando los mejores pasteles, ser increíble en la jardinería o tener un don para hacer reír a la gente. ¡Cada contribución es igualmente importante!
Su Padre Dios ha puesto dones en usted por una razón, y usted puede tomar la decisión de desarrollar continuamente sus habilidades en esa área, y usar esos dones para beneficio del Reino.