Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios.
Efesios 2:8 (DHH)
¿Duda alguna vez del deseo de Dios de bendecirle cuando piensa en todos los errores que ha cometido en su vida? La verdad es que usted no necesita calificarse así mismo para recibir las bendiciones de Dios. Para los creyentes, el favor y la gracia de Dios son gratis.
Dios le da acceso a Sus bendiciones y Él le da el favor, usted como creyente no tiene que ganarlo. ¡Los milagros y bendiciones de Dios no son solo para aquellos que los merecen! ¡Son para cada creyente!
Es lo mismo con la salvación. Cuando usted entregó su vida a Cristo usted fue salvado por la gracia a través de la fe. La salvación no es algo que usted ganó; fue un regalo.
Si la salvación fuese algo que pudiera ganarse a través de buenas acciones, entonces le daría a aquellos que hicieron un buen trabajo siguiendo las reglas, el derecho a mirar por debajo del hombro a quienes están luchando. Pero la salvación no es obra suya (Efesios 2:8). “No es el resultado de lo que posiblemente alguien pueda hacer, por tanto, nadie puede jactarse de ello o tomar gloria para sí mismo” (Efesios 2:9, La Biblia Amplificada).
Usted aceptó a Cristo, pero Él es el único que restaura su relación con Dios. La verdad es que el mismo proceso aplica cuando se trata de las bendiciones de Dios.
Puede ser que usted no haya vivido una vida perfecta, y que se pregunte si realmente califica para las bendiciones de Dios. La esencia de la buena noticia es que ¡usted Sí califica! Si ha aceptado a Cristo, usted tiene cada una de las promesas de Dios, así como también Su increíble poder, habilidad, resistencia, sabiduría y provisión. ¡Esa, sí es una buena noticia!