Las armas que usamos no son las del mundo, sino que son poder de Dios capaz de destruir fortalezas. Y así destruimos las acusaciones y toda altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él, 2 Corintios 10:4-5 (DHH)
Hemos estado en una serie sobre salud mental y, como creyentes, debemos darnos cuenta de que tenemos una promesa de salud en esta área. Como nuevas creaciones en Cristo, hemos sido diseñados para expulsar de nosotros toda enfermedad y atraer la vida de Jesucristo.
El versículo de hoy habla sobre la guerra en la que estamos involucrados. La versión amplificada agrega que usamos estas poderosas armas (la Palabra de Dios) para derribar “argumentos, teorías y razonamientos”, pero muchas veces nos frustramos con este proceso porque pareciera no estar funcionando.
Lo que necesitamos entender es que no podemos renovar nuestras mentes solo un poco. La clave es hacer que esta poderosa Palabra de Dios y su revelación penetre en lo profundo de su corazón. Eso lleva tiempo, pero así es como sucede el cambio y cómo comenzamos a liberar alegría y paz.
Así como usted sigue creciendo en la Palabra de Dios y se mantiene abierto a encontrar tratamientos que funcionen, permanezca sintonizado con el Espíritu Santo, ya que él siempre lo guiará hacia lo que usted debe hacer. Conozco personas que recibieron ayuda de medicamentos y otras que no. Algunos encontraron que trabajar con un experto en dieta y suplementos era la clave, mientras que otros descubrieron que la causa era un desequilibrio hormonal. He oído hablar de múltiples causas y tratamientos, pero en todos los casos, el encontrar la verdad en la Palabra de Dios le ayudará a avanzar hacia la salud. Y recuerde siempre que Dios lo ama y quiere que usted esté saludable y completo en su espíritu, alma (mente y emociones) y cuerpo.