Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo. Mateo 5:16 (DHH)
Una vez escuché una historia real sobre Johnny, un joven con síndrome de Down que trabajaba como empacador de comestibles. Cuando se desafió a Johnny y a sus compañeros de trabajo a mejorar el servicio al cliente, Johnny decidió traer pequeños refranes impresos y ponerlos en la bolsa de compra de cada cliente.
Pronto, la fila de personas en la caja donde Johnny empacaba se hacía consistentemente más larga que las otras líneas. Incluso cuando tenían la oportunidad de moverse a otra línea más corta, ellos permanecían en esa. Una señora comentó que solía venir a la tienda una vez a la semana, ¡pero ahora venía dos o tres veces solo para ver la sonrisa en la cara de Johnny cuando ponía en la bolsa su cita favorita!
Johnny alentó al resto del equipo a la acción. El florista comenzó a juntar flores rotas para poner a las ancianas y se podía escuchar al carnicero reírse con sus clientes sobre las calcomanías de Snoopy que colocaba en sus paquetes de carne. Independientemente de su posición, Johnny era un líder, a través de la influencia.
John Maxwell dijo: “El liderazgo es influencia”. Nada más, nada menos”. Johnny influenció a sus compañeros de trabajo para ayudar a enriquecer las vidas de sus clientes, y lo hizo con algo increíblemente simple.
Ya sea que usted se dé cuenta o no, usted tiene influencia. No se anule pensando que no es un líder. Hoy, ¿cómo puede usted “dejar que su luz brille” (Mateo 5:16)?