Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 2 Corintios 5:17 (DHH)
Los creyentes que no son conscientes de que son hijos e hijas de Dios con frecuencia caen en una de dos rutinas. Debido a que no están accediendo al poder de Dios en sus vidas cristianas, tienden a tomar una de dos opciones. Ellos o lo fingen o suplican por ello.
Muchos cristianos pueden fingir bien una “buena vida cristiana”. Ellos actúan como si estuvieran en paz y ponen una fachada bondadosa y cariñosa, pero solo pueden mantener ese papel por un tiempo. Cuando la presión los golpea, pierden la compostura o caen en pecado, y todos a su alrededor se preguntan qué fue lo que sucedió porque ellos parecían tenerlo todo.
Otros se ven a sí mismos como pecadores débiles y humildes que apenas son salvos por gracia y que tienen que orar, ayunar y rogarle a Dios para invocar Su compasión. Si bien entiendo que la gracia de Dios siempre está ahí cuando usted falla y que Su misericordia lo sigue todos los días de su vida, usted debe vivir como el hijo o la hija de Dios que es. Usted no es un pecador; es una nueva creación. A través de Cristo, usted tiene acceso a un poder y una habilidad mucho más allá de lo que usted puede entender.
Este nuevo usted es impresionante. La realidad es que usted es más que vencedor a través de Aquel que lo ama (Romanos 8:37). Usted está libre del poder del pecado que lleva a la muerte (Romanos 8:2). Usted es santo y sin mancha a los ojos de Dios (Efesios 1:4), nacido de Dios y no tocado por el enemigo (1 Juan 5:18).
En Cristo, usted es increíble, ¡y es hora de que se dé cuenta de ello!