El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en él, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en él. Mateo 12:35 (DHH)
A menudo pensamos que la oración es solo pedirle a Dios lo que queremos. Si bien esto es cierto, es solo una parte, la oración abarca más que eso. La oración también implica comunicarse con Dios, así como también declarar las promesas de manera audible, aquello que Él nos ha prometido.
¿Por qué es tan poderoso declarar las promesas de Dios de manera audible? Por la forma en que esto afecta a nuestros corazones. El versículo de hoy dice que del buen tesoro que hay en el corazón, sacamos cosas buenas. En otras palabras, cuando reclamamos las promesas de Dios en voz alta, estamos convenciendo a nuestros corazones de la verdad. Cuanto más se convenzan nuestros corazones de la verdad, más traeremos esa verdad a nuestras vidas.
Cuando el versículo de hoy habla sobre el mal, no está diciendo que si usted no tiene fe, es malvado. La cuestión es que, cuando no hemos depositado la verdad de Dios en nuestras vidas, nuestras creencias tienden a volverse negativas y destructivas. Estas se levantan para detener las bendiciones de Dios y permitir el dolor y la angustia, razón por la cual debemos seguir meditando y reclamando la Palabra de Dios para contrarrestar esta tendencia.
Tal vez usted ha estado luchando por sentirse bien y está experimentando depresión, ansiedad o algún otro trastorno del estado de ánimo. ¡Hay esperanza! Busque el consejo de expertos y haga su propia investigación, pero al mismo tiempo, asegúrese de reclamar las promesas de paz, alegría y salud de Dios. Siga plantando estas promesas como un tesoro en su corazón. ¡La Palabra de Dios es semilla incorruptible y traerá todo tipo de cosas buenas que Él ha prometido!