Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder. Santiago 5:16 (DHH)
Hemos participado en una serie en este devocional sobre las respuestas bíblicas a la salud mental. Hoy quiero hablar sobre el poder de su palabra.
Declarar la Palabra de Dios es la manera más poderosa de cambiar su corazón. Proverbios 4 también nos enseña a mantener la Palabra de Dios en nuestros ojos y oídos para que permanezca en el centro de nuestros corazones. Cuando hacemos esto, atraemos vida y sanación, que no es solo para nuestros cuerpos; también es para nuestras mentes y por tanto nos ayuda para tener una buena salud mental.
Santiago 3 compara su lengua con un freno en la boca de un caballo que puede dirigir todo su cuerpo. También la compara con el timón de un barco, que tiene el poder de hacer girar a un gran transatlántico. De la misma manera, nuestras lenguas tienen el poder de alterar nuestro curso desde un lugar de depresión y ansiedad hasta un lugar de alegría y paz mientras seguimos declarando en voz alta las promesas de Dios y reclamándolas para nosotros con pasión.
La pasión y la repetición tienen un impacto en el corazón. No oramos fervientemente para tratar de hacer que Dios nos escuche. Lo hacemos para impactar nuestros corazones, porque de nuestros corazones fluyen las fuerzas de la vida (Proverbios 4:23).
Todos los días en su tiempo de oración, cuando esté solo, o cuando los pensamientos negativos comienzan a surgir, confiese la Palabra de Dios. Hágalo audazmente, recordándose a sí mismo que Jesús ganó este derecho por usted, y sea paciente. Así como un barco grande tarda un tiempo en girar, este proceso lleva tiempo. En la medida en que usted cambie sus creencias más profundas, usted comenzará a conocer un nuevo nivel de alegría y paz.