Pues nos preocupamos por lo que es honrado, no solo ante los ojos del Señor, sino también ante los ojos de los hombres. 2 Corintios 8:21 (LBLA)
En los últimos días hemos estado discutiendo sobre el liderazgo. Hemos establecido que todos somos capaces de ser líderes, ya que el liderazgo es influencia. Todos podemos influir en los demás, especialmente cuando es por el beneficio de ellos, porque tenemos algo que compartir que los ayudará.
Discutimos ayer, cómo usted no puede influir en alguien si lo único que tiene en mente es la tarea o el resultado final. Usted debe tener en cuenta a la persona como un todo — sus esperanzas, sueños y deseos, lo que disfrutan y su sentido de propósito. Usted también necesita construir una relación con ellos.
Hay cuatro componentes básicos para las relaciones, según el libro de Tom Marshall titulado Understanding Leadership: confianza, cuidado, respeto y comprensión. Sin estos cuatro puntos, no hay relación. Hoy discutiremos el primero: la confianza.
La confianza es la más frágil de las cuatro.
La confianza es algo que se construye con el tiempo, pero se puede perder en un momento. Se construye cuando lo que usted dice se alinea con lo que usted hace, cuando alguien le dice algo sensible y usted lo guarda para sí, y también cuando usted ayuda a alguien que lo necesita.
La confianza se construye cuando usted cumple las pequeñas promesas que hace y cuando sus decisiones reflejan que usted tiene a la otra persona en mente. También se construye cuando usted perdona y cuando busca sinceramente el perdón del otro.
Para liderar efectivamente, las personas necesitan confiar en usted. De un vistazo a cada una de sus relaciones y pregúntese: “¿Necesito generar confianza con esta persona?” Y si es así, ¿qué puedo cambiar hoy?