Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes. 1 Pedro 5:7 (DHH)
La incertidumbre a menudo trae ansiedad. Cuando miramos el futuro, a veces podemos sentir temor porque no sabemos lo que está a la vuelta de la esquina o si las cosas saldrán según lo planeado. Para algunos de nosotros, este miedo a lo desconocido puede ser un gran obstáculo. El problema es que estas preocupaciones sobre el futuro y sobre el cambio pueden limitarlo y evitar que usted haga lo que ama en la vida.
A veces, este tipo de miedo “qué pasa si” también nos impide hacer lo que tenemos que hacer. Si por ejemplo, tenemos miedo de cómo nuestros adolescentes podrían reaccionar a la disciplina, estamos en problemas. Podemos quedar paralizados por el temor de que nuestros hijos dejen de querernos, nos contesten, se rían de nosotros frente a sus amigos o incluso se vayan. Pero no podemos permitir que el miedo nos impida defender lo correcto y decir lo que debe decirse.
¡No podemos vivir con miedo hoy por lo que puede suceder o no mañana! Podríamos pensar que solo estamos siendo precavidos, pero de hecho, debemos ser proactivos, y debemos avanzar con sabiduría. Cuando somos demasiado precavidos, no nos movemos. Nunca estaremos 100 por ciento seguros de una decisión. Necesitamos estar dispuestos a actuar cuando tengamos entre un 80 y un 85 por ciento de confianza.
Nunca permita que el miedo dicte sus elecciones. El versículo de hoy dice que usted puede poner todas sus preocupaciones en su Padre Dios, porque Él se preocupa por usted. Y como dice Filipenses 4:6-7, superando toda ansiedad y abrazando la paz presenten sus peticiones a Dios, ¡agradeciéndole de antemano por todas las cosas buenas y maravillosas que Él ya ha prometido!