Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37 (NKJV)
Las cosas malas nos pasan por todo tipo de razones. A veces podemos estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Otras veces podemos experimentar dolor debido a las consecuencias de nuestras malas decisiones. Sólo somos humanos, así que vamos a cometer errores en la vida. Si esto sucede, no permita sentirse condenado. Recuerde que usted no es un fracasado sólo porque ha fallado en algo.
Las pobres decisiones de las personas que nos rodean también nos afectan. Cuando usted ha sido afectado por las decisiones de otra persona, es importante que usted no se permita adoptar una mentalidad de víctima. Dese cuenta que cuando usted comienza a verse como víctima, usted entrega su energía a la persona que lo lastimó.
No estoy diciendo que somos responsables de lo que se nos ha hecho. Muchas veces no tenemos absolutamente ningún control sobre lo que sufrimos. Pero la buena noticia es que, no importa lo que nos suceda, tenemos el poder de hacer una elección. No tenemos que seguir siendo la víctima.
Mantener una mentalidad de víctima en el futuro es muy destructivo. Si nos vemos como víctimas, esa identidad afecta negativamente las decisiones que tomamos en la vida cotidiana. Pero la realidad es que esa no es nuestra identidad.
Puede que no nos parezca justo que nos hayan repartido las cartas que tenemos en la vida, y es posible que tengamos que llorar por un tiempo. Pero en algún momento, a pesar de nuestros sentimientos, tenemos que elegir hacer las cosas de Dios, y entonces podemos empezar a sanar. Podemos construir de nuevo, porque no somos víctimas.
Como creyentes, somos más que vencedores (Romanos 8:37), y estamos siendo capacitados para crear una vida increíble con Dios (Juan 10:10).