El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca. Lucas 6:45 (DHH)
Su lengua puede arruinar su vida o puede llevarlo a tener gran éxito, tiene el poder de dirigir su vida.
Santiago 3:4-5 (DHH) dice: “Y fíjense también en los barcos: aunque son tan grandes y los vientos que los empujan son fuertes, los pilotos, con un pequeño timón, los guían por donde quieren. Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego!
Usted necesita de la ayuda de Dios para controlar su lengua. Santiago 3:7-8 dice: “La gente puede domesticar todo tipo de animales… pero nadie puede domesticar la lengua. Es inquieta y malvada, llena de veneno mortal”. Esto no suena demasiado alentador, ¿verdad? Realmente, Santiago está diciendo que con fuerza de voluntad y determinación no es suficiente. Usted necesita de Él.
Jesús dijo que su corazón es la clave para controlar su lengua (Lucas 6:45). Si usted guarda la Palabra de Dios en su corazón, esta genera un cambio en usted de adentro hacia afuera, haciendo que el bien salga de su boca.
Si a usted no le gusta lo que sale de su boca, examine lo que entra en su corazón. Las puertas de entrada a su corazón son sus ojos, oídos y boca. Lo que sea que vea, lea, escuche y diga en repetidas ocasiones entra en su corazón: las películas que ve, los libros que lee, la música y las personas a las que escucha y las palabras que habla. ¿Se está usted asegurando de que la Palabra de Dios entre por las tres puertas?