Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado. 1 Corintios 2:12 (DHH)
En los últimos días, hemos estado hablando acerca del proceso bíblico llamado renovación de la mente. Una cosa importante a tener en cuenta acerca de este proceso es que implica mucho más que simplemente adquirir nuevos conocimientos. Después de todo, el conocimiento es inútil si no hacemos nada con ese conocimiento.
La renovación de la mente debe conducir a un cambio. De hecho, a veces renovar la mente conduce a una metamorfosis completa, una epifanía, una alteración de 180 grados de cómo usted piensa, cree y sueña. Y siempre involucra al Espíritu Santo.
En realidad, renovar la mente es imposible sin el Espíritu Santo, como lo deja claro el versículo de hoy. ¡El Espíritu Santo quiere ayudarle a comprender el increíble favor y las bendiciones que Dios ha derramado sobre usted! Él quiere enseñarle quién es usted en Cristo. Él también quiere ayudarte a entender a Dios, como dice el versículo 16, “¿Quién conoció o comprendió la mente (los consejos y los propósitos) del Señor…? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo (el Mesías) y mantenemos los pensamientos (sentimientos y propósitos) de Su corazón” (AMPC).
¡Piense en eso por un minuto! Usted tiene la mente de Cristo, lo que significa que usted puede pensar como él. ¡Usted puede entender Sus pensamientos, sentimientos y propósitos! Usted puede conocer su voluntad y entender Su llamado para su vida.
Dios quiere que usted lo conozca, y no solo en una forma de “conocimiento en su mente”. Él quiere que usted tenga una relación cercana, íntima, de dar y recibir con Él, y para lograr esto, ¡Él le ha dado Su Espíritu para dirigirlo y guiarlo!