If I then, your Lord and Teacher, have washed your feet, you also ought to wash one another’s feet.
John 13:14 (NKJV)
Cuando Jesus recorrió el planeta, Él fue modelo de cómo amar a otros. Cuando usted ama a alguien, usted está consciente de sus necesidades, y ninguna tarea es insignificante.
Una demostración poderosa de este principio fue la vez que Jesús lavó los pies de sus discípulos.
Un día Jesús y Sus discípulos se reunieron para comer, pero no había nadie que lavara los pies, lo cual era una de sus costumbres. Cuando Jesús llegó a la habitación, Él vio el problema de inmediato. Como nadie se encargaba de la tarea, Él agarró una toalla, la puso sobre Su brazo y comenzó a lavar los pies.
Cuando usted ama a alguien, usted le ayuda a satisfacer sus necesidades.
Mantenga presente que no le estoy hablando de dejar que la gente se aproveche de usted. Jesús cubría las necesidades de la gente, pero Él no era un esclavo. De hecho, algunas veces la mejor manera de cubrir la necesidad de alguien es decir, “No”.
Dicho esto, necesitamos seguir el ejemplo de Jesús. Jesús fue un líder, pero Él no consideraba lavar los pies por debajo de Él. Es lo mismo en cualquier familia. Cuando nos reunimos para una comida –como fuentes de agua- todos aportamos. Algunos pelan las zanahorias; otros encienden la parrillera. Alguien corre a buscar lo que hemos olvidado, otro se encarga de entretener a los más pequeños. No importa realmente quién está haciendo qué.
Jesús enseño que cuando usted ama, usted sirve. Las dos están entrelazadas. De hecho, Él demostró el máximo liderazgo en servicio yendo a la cruz. Él conocía nuestra necesidad –la necesidad que tenemos todos de una relación con Dios –y Él cubrió esa necesidad sacrificándose Él mismo.