Bendeciré al Señor con toda mi alma; no olvidaré ninguno de sus beneficios. Salmos 103:2 (DHH)
Los padres adoran las pequeñas expresiones de agradecimiento de sus hijos: una pequeña tarjeta hecha en casa o un gran abrazo con un “¡Gracias mamá y papá!” Su corazón se derrite cuando sus hijos le demuestran aprecio. Pero, ¿alguna vez ha usted notado lo que ser agradecidos causa en ellos? Sus ojos se iluminan y parecen burbujear de amor. Ellos están tan emocionados de dar su pequeño regalo que parecen recibir más de lo que dan.
Dios ama nuestro agradecimiento, pero cuando le agradecemos, nosotros nos beneficiamos. Nuestros corazones se abren a Su amor de manera expansiva y nos hacemos más conscientes de las bendiciones y oportunidades que nos rodean.
Cuando usted lee el Salmo 100:4, este le enseña que el agradecimiento es la entrada a la presencia de Dios. La Biblia “El mensaje” lo dice de esta manera: ingrese con la clave: ‘¡Gracias!’
Cuando estamos agradecidos, experimentamos una conexión más profunda con Dios que conduce a tener mayor alegría y paz.
Filipenses 4:6 nos dice que no nos preocupemos por nada. En cambio, dice sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. (LBLA). Cuando usted involucra a Dios en su crisis con actitud de agradecimiento, dice que Su paz será como un guardia montado sobre su corazón, una paz que sobrepasa lo que es normal en su situación.
En circunstancias en las que se justificaría que usted entrara en pánico, usted estará tranquilo, relajado y con la capacidad para manejar cualquier cosa que se le presente.