Cuando alguno se sienta tentado a hacer lo malo, no piense que es tentado por Dios, porque Dios ni siente la tentación de hacer lo malo, ni tienta a nadie para que lo haga. Santiago 1:13 (DHH)
El versículo de hoy habla sobre la lujuria, lo que simplemente significa un fuerte deseo por algo que tiene el potencial de hacerle daño. Cuando la lujuria es concebida, da a luz al pecado. Cuando el pecado se realiza, produce la muerte, que también incluye todo lo que forma parte de la oscuridad: depresión, infelicidad, enfermedad, confusión, mal humor, ira y todo lo demás que usted no puede encontrar en el cielo. Cuando dependemos del auto-esfuerzo y del auto-deseo, la muerte reina. Todo lo bueno comienza a morir cuando usted mantiene su mente puesta en las cosas de la carne.
Sin embargo, cuando ponemos nuestras mentes en el Espíritu, Romanos 8:6 dice que esto nos trae vida y paz. Poner nuestras mentes en el Espíritu no significa que ignoremos nuestras necesidades. Significa hacer una elección consciente para permitir que el Espíritu Santo nos guíe para tomar las decisiones correctas, de acuerdo con los valores, las prioridades y la provisión que la Biblia nos dice que son nuestras a través de Jesucristo.
No caiga en la mentira de creer que usted necesita una gran revelación, la conferencia correcta o la persona adecuada para que ore por usted y de esta manera vencer la tentación. Como creyente que es usted en Cristo, ¡usted ya tiene en su interior todo lo que necesita para vencer!
A menudo complicamos demasiado las cosas, pero el yugo de Jesús es fácil y su carga ligera (Mateo 11:30). Si usted confía únicamente en su propia habilidad, la victoria siempre parecerá fuera de su alcance. Pero con Cristo y Su poder en usted, la victoria ya es suya. Es cuestión de dar un paso hacia adelante, y el Espíritu Santo en usted lo capacitará para tomar esas decisiones difíciles, día a día.