Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Romanos 8:14
Como pasa con muchos otros, mi trabajo me mantiene lejos de casa. Ya se trate de la formación de los pastores o hablar en conferencias, una gran parte de año la paso en carretera, en los aeropuertos y en los hoteles.
La mejor parte de estar lejos es volver a casa.
Hay un sentimiento especial que tengo cuando entro por la puerta principal. No importa lo que hagamos: cenar juntos, pasar el rato, reír, hablar o ver una película. Estoy relajado y contento de volver a estar con mi familia.
Pasar tiempo con Dios es lo mismo. Cuando yo paso tiempo en su presencia, leyendo mi Biblia, meditando u orando, una sensación de calma, de paz y de satisfacción se apodera de mí. También hay una inquietud que siento cuando no paso tiempo con Dios, lo mismo que siento después de estar lejos de casa durante días. Para sentirse firme y en paz cada día, es crucial que pase tiempo con Dios.
También he aprendido a no tomar decisiones importantes hasta que he recibido su guía. Personalmente, nunca he escuchado la voz audible de Dios. Sin embargo, he aprendido a reconocer su voz que habla de manera silenciosa. Para mí, a menudo viene como un fuerte instinto o intuición, una confianza que me dice que estoy en el camino correcto.
Hay tantas voces pidiendo nuestra atención que es fácil desconectarse de Dios. Pero cuando usted pasa tiempo en una meditación reservada a su palabra cada día, usted llega a ser sensible a su voz y dirección.
Independientemente de si usted está en casa o en la mitad del mundo, saque tiempo hoy para volver a la casa de su Padre Dios.