»El Señor y Dios de ustedes los va a hacer entrar en el país que a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob juró que les daría. Es un país con grandes y hermosas ciudades que ustedes no construyeron; con casas llenas de todo lo mejor, que ustedes no llenaron; con pozos que ustedes no cavaron, y viñedos y olivos que ustedes no plantaron, pero de los cuales comerán hasta quedar satisfechos. Cuando eso suceda, procuren no olvidarse del Señor, que los sacó de Egipto, donde eran esclavos. Deuteronomio 6:10-12 (DHH)
La mayor prueba de nuestra fe, con frecuencia no se encuentra en los problemas. Sucede cuando empezamos a tener éxito.
A menudo pensamos que la prueba más grande de nuestra fe ocurre durante los tiempos difíciles, pero en Deuteronomio 6 encontramos una advertencia de Dios para que el pueblo de Israel no se olvide de Él en los buenos tiempos.
Cuando todo va bien, es fácil olvidar quién respalda nuestro éxito. Deuteronomio 8 dice: “No olvides al Señor tu Dios… cuando… todo lo que tengas se haya multiplicado… Entonces digas en tu corazón: ‘Mi poder y el poder de mis manos me han permitido ganar esta riqueza’. Y te acordarás del Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder de obtener riqueza” (vv. 11- 12, 17-18).
Dios quiere que usted llegue a su Tierra Prometida. Él quiere que usted disfrute de Sus promesas por la fe. Él quiere que usted viva en “ciudades que no construyó, en casas llenas de todas las cosas buenas que usted no consiguió”, teniendo una bendición sobrenatural para su vida.
Algunos piensan que Dios retiene las bendiciones porque a Él le preocupa que nos alejemos de él. Pero Él nos dio la mente de Cristo; podemos manejar cualquier cosa ¡Dios no le retiene las cosas buenas! Él simplemente le da una advertencia.
En la medida en que usted aprenda quién es en Cristo y se mueva en todo lo que Dios tiene para usted, disfrute su éxito, ¡pero recuerde darle a Él toda la gloria!