Entonces sus discípulos se acordaron de la Escritura que dice: «Me consumirá el celo por tu casa.» Juan 2:17 (DHH)
¿Cómo se imagina a Jesús? ¿Piensa en él como alguien que nunca se emociona por algo?
Esa no es la forma en que él fue retratado en la Biblia.
Jesús no era relajado, aislado o indiferente. ¡Jesús vivió con pasión! Como creyente, usted tiene la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), lo que significa que, además de tener su paz y alegría, también tienen acceso a su entusiasmo y ganas de vivir en cada área.
El entusiasmo es vital para el éxito. Sir Edward V. Appleton, un físico escocés que ganó un Premio Nobel, dijo una vez: “Yo calificaría al entusiasmo incluso por encima de la habilidad profesional”, y yo tendría que estar de acuerdo con él. El entusiasmo es más importante que la habilidad ya que contribuye a la auto-disciplina y la persistencia necesaria para desarrollar una habilidad.
A menudo frenamos el entusiasmo porque tenemos miedo al fracaso. Pensamos que si nos entusiasmamos por algo y luego no funciona, vamos a vernos como tontos. Mientras tanto, ¿no vale la pena el riesgo de vivir con pasión y disfrutar de la vida?
Ahora, cuando hablo de entusiasmo, no estoy hablando de que sea fingido. Todos conocemos a personas que tratan de ocultarse detrás de una fachada de felicidad y emoción fingidas. Estoy hablando de tener auténtico entusiasmo, incluso al tratar con problemas.
En los próximos días, vamos a seguir discutiendo cómo llegar a ser más entusiasta en la vida, porque es una habilidad que puede desarrollarse. Jesús quiere que vivamos vidas abundantes, plenas (Juan 10:10). Su Espíritu está dentro de usted como un creyente, y él está lleno de entusiasmo, ¡por lo que usted puede estarlo también!