Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: «Maldito todo el que muere colgado de un madero.» Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido. Gálatas 3:13–14 (DHH)
Si usted tiene una relación con Jesús, Él lo ha salvado de una vida de derrota. ¡Él hace posible una vida bendecida!
Con Su muerte, Jesús pagó por todos nuestros pecados. Él tomó el castigo que merecíamos para que no tuviéramos que soportar la maldición que acompaña al pecado. Ahora toda promesa en la Biblia es nuestra.
Gálatas 3:13–14 nos dice que Jesús realmente tomó esa vida de maldición en sí mismo, por completo. Porque Jesús tomó su lugar, usted está libre de culpa a los ojos de Dios. Esto no significa que usted no sufra las consecuencias terrenales de sus malas decisiones. Además, el pecado hará que usted se distancie de Dios, impidiéndole tener el nivel de relación con Él que usted podría tener. Pero a pesar de todo esto, Jesús lo califica para ser aceptado por Dios. En realidad, hebreos 8:12 dice que Dios ya ni siquiera recuerda su pecado y de acuerdo con Salmos 84:12 (DHH), el Señor ama y honra a los que viven sin tacha, y nada bueno les niega.
Gracias a Jesús, usted tiene una relación con Dios y ahora Él no le niega nada bueno. 2 Pedro 1:2–4 nos dice que Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. No dice que Él nos dio algunas cosas o que a veces nos da cosas. ¡Él nos ha dado (tiempo pasado) TODAS las cosas!
Jesús le da la oportunidad de vivir una vida bendecida. ¡Tómela!