Jesús contestó:—Tengan fe en Dios. Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro: “¡Quítate de ahí y arrójate al mar!”, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá. Marcos 11:22–23 (DHH)
¿Sus palabras se alinean con lo que usted cree que Dios puede hacer? Elija sus palabras con cuidado… De acuerdo con Marcos 11, usted tendrá lo que declare.
Proverbios 18:21 también dice: “La vida y la muerte dependen de la lengua; los que hablan mucho sufrirán las consecuencias.” (DHH). Lo que decimos tiene un poder tremendo porque afecta lo que creemos.
Santiago 3:3 compara la lengua con un freno en la boca de un caballo, puede controlar todos sus movimientos. El versículo 4 la compara con el pequeño timón de un barco, que decide hacia donde va. El versículo 5 dice que la lengua es como una pequeña chispa que destruye todo un bosque; tiene el poder de destruirlo. De acuerdo con el versículo 6, tiene el potencial de corromper todo su cuerpo.
Cuanto más usted dice algo, más lo cree. Si alguien lo ofende, cuanto más usted hable de la ofensa, más se enojará. Su corazón se convence más de la ofensa. Del mismo modo, cuanto más hable sobre la enfermedad, la pobreza u otros temas que usted está tratando de superar, más convencido estará en su corazón de que no puede superarlo. Por otro lado, cuanto más hable acerca de la sanidad, la prosperidad y las promesas de Dios, más confianza tendrá en su corazón de que tendrá todo lo que Dios dice que usted puede tener.
¡Comience a declarar como si ya tuviera lo que Dios le ha prometido y agradézcale por esas promesas todos los días!