La vida y la muerte dependen de la lengua; los que hablan mucho sufrirán las consecuencias. Proverbios 18:21 (DHH)
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Consejo de Publicidad de Guerra de los Estados Unidos desarrolló un eslogan que decía: “Los que hablan de más, hunden barcos”. Este sirvió como una advertencia para los militares y ciudadanos estadounidenses de guardar cuidadosamente sus palabras con respecto a información de seguridad que podía ser útil para el enemigo.
Es increíble pensar que un pequeño lapsus al hablar podría haber costado miles de vidas, o tal vez incluso causar la pérdida de toda una guerra.
Las palabras son recipientes que contienen el éxito o el fracaso, la salud o la enfermedad, la felicidad o la desesperación. Ellas determinan el nivel de sus relaciones e impactan su bienestar físico, mental y espiritual. Con mucha frecuencia hablamos descuidadamente sin darnos cuenta del impacto de nuestras palabras.
Dios lo ha hecho un profeta autoproclamado. Las cosas que usted dice hoy impactan su futuro. Dios quiere que usted tenga una gran vida, pero para ir en esa dirección, usted necesita tener fe. Romanos 10:17 (DHH) dice “Así pues, la fe nace de oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo”. En la medida en que usted estudie las promesas de Dios, usted desarrollará un nuevo lenguaje.
La próxima vez que se enfrente a un obstáculo, no diga: “Nunca superaré este problema”. Exprese la promesa de Dios de trabajar todas las cosas para su bien. (Romanos 8:28) Con la ayuda de Dios, usted puede ganar control sobre su lengua y alterar el curso de su vida.