Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres estén escritos en el cielo. Lucas 10:20
¿Podría usted tener un poco más de alegría en su vida?
Una cosa que no nos permite caminar en la alegría es el familiarizarnos con lo que está sucediendo en nuestras vidas. Es demasiado fácil dar por sentado lo que alguna vez fue especial y precioso para nosotros, y cuando esto sucede, ya no caminamos en la alegría y el aprecio que una vez tuvimos en relación con esa área.
Ha habido momentos en los que se me ha recordado lo maravilloso que es hacer lo que hago. Empiezo a pensar en los cientos de personas que dan su vida a Jesús cada mes, y pienso en los que están en mi equipo, trabajando a mi lado. He orado, “Dios me ayude a nunca pensar en lo que está sucediendo aquí como común. Ayúdame a estar siempre agradecido por ti y por las personas que has puesto a mi alrededor”.
Las relaciones son preciosas, y debemos asegurarnos de que no esperemos hasta que las perdamos para ver el valor en ellas. Nuestra relación con Dios también es preciosa. Piense en su salvación. ¿Qué tan preciosa es para usted? Medite en el versículo de hoy. ¡Nada de lo que podamos hacer por Dios es tan precioso como el hecho de que nosotros como creyentes vamos a pasar la eternidad en el cielo con él!
Volvamos a regocijarnos y ser agradecidos por Dios y por la gente que ha puesto en nuestras vidas. Adquiera el hábito de apreciar a su cónyuge, a nuestros hijos, nuestros padres, nuestros compañeros de trabajo y nuestros amigos. ¡Seamos agradecidos y tendremos nuestra alegría fluyendo en todas estas áreas de nuestras vidas!