El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres, a aliviar a los afligidos, a anunciar libertad a los presos, libertad a los que están en la cárcel; a anunciar el año favorable del Señor, el día en que nuestro Dios nos vengará de nuestros enemigos. Me ha enviado a consolar a todos los tristes, a dar a los afligidos de Sión una corona en vez de ceniza, perfume de alegría en vez de llanto, cantos de alabanza en vez de desesperación. Isaías 61:1-3 (DHH)
Cuando algunas personas entregan su vida a Cristo, comienzan un viaje emocionante, pero con el tiempo algo cambia. Comienzan a creer que para ser bendecidos necesitan ser buenos. Se ven influenciados por las expectativas de los demás o quizás por una enseñanza incorrecta, y llegan a creer que por sus pecados, Dios les ha dado la espalda. Ese no es el evangelio que se lee en la Biblia.
La palabra evangelio significa “buenas nuevas”. ¿Qué son estas buenas nuevas? Ciertamente no tiene que ver con que “¡Dios esté insatisfecho con usted!”
Isaías 61:1-3 habla sobre las Buenas Nuevas que trae Jesús. Si usted se siente destrozado, ha perdido la esperanza y parece que no puede volver a confiar, su nueva vida con Cristo lo capacita para comenzar el proceso de curación. Si usted se encuentra cautivo de las adicciones, Su esperanza y amor pueden llevarle hacia la verdadera libertad. Si usted está enfrentando dificultades financieras, Él le da la habilidad para creer, usar la sabiduría, prosperar y ser generoso. Si usted llora, Él lo consuela. ¡Incluso si usted se lamenta por la pérdida de un sueño, no tiene el matrimonio que esperaba o se arrepiente de su profesión, a través de Él, usted puede reemplazar el dolor con alegría!
Usted llega a Cristo sintiéndose muy mal y obtiene acceso a una alegría, paz y esperanza inigualables. Nunca caiga en la mentira de que tiene que ganárselo. Solo crea y confíe en Jesús como su Señor y Salvador.