Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso; puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará. Eclesiastés 3:11 (DHH)
Todos anhelamos tener un propósito. Queremos que nuestras vidas cuenten para algo, porque Dios plantó ese deseo en nosotros.
Debido a que Dios plantó esta misión de mentalidad eterna en nosotros, solo puede ser cumplida a través de Él. Aunque el dinero y el éxito están bien, no satisfarán este deseo; tampoco lo hará la familia o las relaciones.
Este profundo sentido de propósito ni siquiera se satisface al dar su vida a Jesús, aunque es vital seguirlo. Hay muchos cristianos infelices y sin propósito, lo que demuestra que solo conocerlo no satisface esta necesidad. Necesitamos más. Efesios 1:11 explica, que todos fuimos escogidos de antemano para que tuviéramos parte en su herencia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, (DHH). En otras palabras, Dios tiene un propósito para usted, y lo conoce desde el principio de los tiempos.
Mucha gente confunde esta idea de propósito. Piensan que Dios solo usa pastores, evangelistas y misioneros, por lo que buscan uno de esos títulos. Mientras tanto, ellos pueden tener un don único para algo completamente diferente. Tendrían mucha más satisfacción y serían más efectivos si trabajaran dentro de los dones y talentos que Dios les dio, en lugar de perseguir un título en la iglesia.
Satisfacer su deseo de propósito es simple. Probablemente usted no tenga que renunciar a su carrera o mudarse lejos. De hecho, Dios quiere usarlo en su vida diaria: su trabajo, escuela, familia y vecindario. No haga que su propósito sea tan complicado que nunca lo cumpla.