Sucederá que en los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. Hechos 2:17 (NKJV)
Actualmente vivimos en lo que la Biblia llama los últimos días, el período de tiempo justo después de que Jesús murió hasta que Él venga de nuevo. Y en estos últimos días, Dios prometió derramar Su Espíritu sobre toda la gente, dando como resultado profecías, visiones y sueños.
Cuando pensamos en profetizar, a menudo pensamos en un momento en que alguien recibe un mensaje de Dios para otra persona. Mientras esto sucede, profetizar no se limita a lo que podemos escuchar de Dios a través de otros. Nosotros podemos profetizar sobre nuestro propio futuro.
Usted profetiza cuando declara las promesas de Dios sobre su vida.
Como creyente, las palabras que usted habla son poderosas. Tienen un efecto en su espíritu, alma y cuerpo. En la medida en que usted aprende a aprovechar ese poder, usted puede traer un cambio increíble en su vida.
Las promesas de Dios para usted y las palabras que usted habla en respuesta a esas promesas pintan imágenes en su corazón, visiones llenas de esperanza y sueños para el futuro. Y si usted sigue profetizando estas promesas sobre su vida, usted empieza a caminar en esas promesas con fe y emoción.
Dios tiene sueños emocionantes que quiere plantar en su corazón. Declare en voz alta las promesas que encuentra en la Biblia: promesas de cumplimiento, propósito, aventura, salud y alegría. Medite en estas promesas, imagínelas y deje que ellas hagan que su corazón lata un poco más rápido. Profetice sobre su futuro, dándose cuenta de que en Cristo, usted tiene todo lo que necesita para caminar en todo lo que Dios dice que usted puede tener.