Jesús le dijo:—¿Cómo que “si puedes”? ¡Todo es posible para el que cree!. Marcos 9:23 (DHH)
Marcos 9 cuenta la historia de un hombre que vino a Jesús con un hijo que estaba terriblemente afligido. Para horror de este padre, su hijo se había arrojado al agua y al fuego en numerosas ocasiones. Frustrado y desesperado, el padre le dijo a Jesús: Así que, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. (v. 22). Jesús respondió: ¿Cómo que “si puedes”? Luego agregó: ¡Todo es posible para el que cree! (v. 23, DHH).
Dios siempre quiere ayudar. La pregunta es: ¿nosotros lo creemos?
No es suficiente estar mentalmente de acuerdo con una promesa de la Palabra de Dios. Son las creencias de su corazón las que realmente importan. Usted puede saber si algo en lo que cree ha alcanzado ese nivel más profundo del corazón, cuando el sentimiento está unido al pensamiento. Por ejemplo, si un pensamiento aparece en su mente y dice: “Todos son más inteligentes que yo. Soy estúpido”, y al instante usted se siente derrotado, esa es una creencia de corazón que lo limita en la vida.
Su corazón no puede discernir si algo es verdadero o falso. Su corazón crece lo que ha sido plantado en él, ya sea bueno o malo. Por eso es tan importante plantar intencionalmente las promesas de Dios en su corazón. No hay forma de que usted pueda ser consciente de todas las creencias que tiene a nivel del corazón, pero cuando lee y estudia las promesas de Dios de manera continua, se asegura de tener siempre un buen cultivo de lo mejor de Dios para cosechar.
Los milagros no son escurridizos. Para experimentar más de ellos en su vida, plante intencionalmente las promesas de Dios en su corazón leyendo o escuchando la Palabra de Dios y pensando en ella hasta que usted cambie lo que cree.