Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Porque les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial. Mateo 18:10 (NVI)
Cuando nuestros hijos estaban pequeños, mi esposa Sally y yo aprendimos a hacer acuerdos cuando orábamos.
Empezando desde el embarazo, orábamos que cada niño amaría a Dios, le serviría, caminaría en el amor y haría grandes cosas para Dios. Hablamos sobre su futuro, sobre con quién se casarían y lo que iban a hacer, reclamando las promesas de Dios y estando de acuerdo con lo que dijo que sería.
Ahora, esto no quiere decir que nuestros hijos nunca hayan tenido dificultades. Por supuesto que las tienen; ¡viven en este planeta imperfecto! Pero estamos convencidos de que la Palabra de Dios no vuelve vacía; cumple con lo que ha sido enviada a hacer (Véase Isaías 55:11).
Es un enorme privilegio poder orar por la vida de alguien y luego ver que esas promesas se desarrollan con el tiempo. Incluso si usted no es un padre, estoy seguro de que usted tiene niños en su vida por quienes orar. ¿Por qué no reclamar Mateo 18:10 y el Salmo 34: 7 para ellos hoy?
El salmo 34: 7 dice que el ángel del Señor “rodea a todo el que camina con él y está siempre ahí para protegernos y rescatarnos” (VOICE). Entonces usted puede orar algo como esto por los niños en los que usted está pensando:
“¡Guau! Padre, tu Palabra dice que (los nombres de los niños) están siendo vigilados por los ángeles que están siempre en tu compañía en el cielo. Gracias por cuidar tanto de ellos y por tu protección para sus vidas. ¡Sus ángeles están siempre ahí para protegerlos y están siempre dispuestos a rescatarlos todos los días!”