Aunque las montañas cambien de lugar y los cerros se vengan abajo, mi amor por ti no cambiará ni se vendrá abajo mi alianza de paz.» Lo dice el Señor, que se compadece de ti. Isaías 54:10 (DHH)
Si usted tiene dificultades por baja autoestima, es probable que pueda pensar en eventos de su pasado que afectaron su confianza. Tal vez un intento fallido de algo aún lo persiga, o las palabras pronunciadas por un maestro o agresor de la infancia aún resuenen en su cabeza.
El problema es que muchos de nosotros malinterpretamos la palabra “identidad”. Pensamos que no somos más que la culminación de nuestros logros, nuestras relaciones, nuestra apariencia y nuestras habilidades. En realidad, somos mucho más. De hecho, ¡NINGUNA de esas cosas puede definirnos!
Usted es un ser de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. Su cuerpo y alma (mente, voluntad y emociones) son útiles para la vida en este planeta, pero no lo definen. En esencia, usted es un ser espiritual. Ese es su verdadero yo. Y como creyente, su espíritu ha sido recreado en Cristo.
¿Quién es usted entonces? Usted es un hijo de Dios, valioso… ¡De gran valor para Dios! ¡Dios lo llama su posesión preciada (Malaquías 3:17)! Su amor por usted es infinito, y, como el Padre perfecto que es, ¡Él lo ama simplemente porque usted es Suyo!
Base su autoestima en cómo Dios lo valora, porque ese es el único terreno sólido e inquebrantable. Como dice el versículo de hoy, incluso si las montañas, las estructuras más sólidas y permanentes sobre la faz de la tierra, de alguna manera cambiaran su forma, el amor de Dios por usted nunca cambiará. Su amor es la fuerza más sólida e inmutable del universo. ¡Usted puede contar con él!