Yo me aparecí a él de lejos. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad. Jeremías 31:3 (DHH)
Al comenzar una relación romántica con alguien, es común sentir que la otra persona es perfecta. Todo lo que ellos hacen parece lindo y esto hace que esa persona nos guste aún más. Estamos seguros de que él es el caballero de brillante armadura; estamos convencidos de que ella es la mujer de nuestros sueños.
Con el tiempo llegamos a conocer a alguien bien, con todos sus defectos, equipaje y problemas. Para hacer que la relación funcione, tenemos que aprender a amar de la manera correcta.
El mundo está lleno de personas que luchan por la perfección en cada área de sus vidas. Muchos de los que juzgan a los demás se miran a sí mismos con la misma exigencia inalcanzable de perfección. Están constantemente en guardia porque están seguros de que cuando las personas los conozcan, no sentirán gusto por ellos. Nunca han aprendido a amar incondicionalmente, por lo que no pueden amarse y aceptarse a sí mismos
Si todo en lo que pensamos es en las fallas y los errores de las personas, comenzamos a verlas como imperfectas. Dejamos de notar su belleza, lo maravillosos que realmente son y las fortalezas y atributos que nos atrajeron en primer lugar.
¿Creció usted sin que alguien le dijera que es increíble tal como es? Usted puede experimentar el amor de Dios y saber lo que es ser amado de forma correcta. Dios nos ama a cada uno de nosotros incondicionalmente. Y cuando nosotros experimentamos Su amor, tenemos la capacidad de amar como Él lo hace.