Porque Dios el Señor nos alumbra y nos protege; el Señor ama y honra a los que viven sin tacha, y nada bueno les niega. Salmos 84:11 (DHH)
Si usted no cuida y guarda la visión que está incubando en su corazón, tenderá a conformarse con otro sueño, el segundo mejor sueño.
No se coloque metas demasiado bajas. Si usted se encuentra diciendo cosa como “Nunca podría verme en una gran relación”, comienza a imaginarlo. Si usted cree que “nunca podría ser dueño de mi propio negocio”, ¿por qué no? Usted tiene una vida por vivir. ¿Va a dejarse limitar por lo que otros piensan de usted? Rehúsese a ser controlado, derrotando pensamientos y personas que juzgan.
La visión que Dios tiene para usted nunca es la segunda mejor. El Salmo 84:11 dice que Él no le negará nada bueno. Aférrese a lo que Dios le ha prometido. En la medida en que usted pase tiempo imaginando que Sus promesas se hacen realidad, su corazón se pondrá a trabajar para que esto suceda.
Por ejemplo, si usted lee “El Señor te dará abundancia” (Deuteronomio 28:11), cierre los ojos hasta que se vea próspero, disfrutando del fruto de su arduo trabajo y siendo capaz de ser una bendición para otros financieramente. Luego, asegúrese de que lo que dice se alinee con su nueva visión. No se permita decir cosas como “Nunca saldré adelante”. ¡En cambio, declare las promesas de Dios sobre su vida!
¿Qué imagina para su futuro? ¿Salud o enfermedad? ¿Grandes metas o solo metas promedio? Obtenga una imagen real del futuro que Dios quiere para usted leyendo Sus promesas.