No es que el Señor se tarde en cumplir su promesa, como algunos suponen, sino que tiene paciencia con ustedes, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios. 2 Pedro 3:9 (DHH)
Es importante que los niños cristianos crezcan espiritualmente en un grupo de jóvenes, pero al mismo tiempo, ellos pueden aprender a ser parte de su comunidad. De hecho, es vital que los jóvenes se involucren en llegar a otros.
Una variedad de niños asisten a nuestros servicios para jóvenes, y a algunos padres les asusta saber que algunos de estos niños fuman, consumen drogas y son sexualmente activos. Entiendo completamente que necesitamos usar la sabiduría. No podemos animar a nuestros hijos a ser amigos íntimos de personas que pueden influirlos negativamente. Pero tampoco debemos temer a quienes viven estilos de vida diferentes.
¿Nuestro trabajo no se trata de atraer a todas las personas a nuestras iglesias? Después de todo, si todos se parecen a nosotros, hablan como nosotros y actúan como nosotros, no estamos llegando a los perdidos.
En lugar de ocultarnos del mundo, enseñemos a nuestros hijos a prosperar en él. Se les puede enseñar a influir en los niños que no comparten la misma moral que ellos, y el mejor lugar para hacerlo es dentro del ambiente seguro de un grupo de jóvenes. Luego, cuando entren en el mundo real y se encuentren con una variedad de personas, sabrán cómo mantener sus creencias fuertes mientras actúan como grandes modelos a seguir por los demás.
No seamos tan religiosos. Tome la decisión de no simplemente ponerse usted o a su familia en una burbuja. Tiene más valor acercarse a los demás. Después de todo, no solo estamos sosteniendo el fuerte hasta que Jesús venga. El poder de Dios está sobre su vida para que usted pueda hacer la diferencia en el mundo de alguien.