Así pues, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir según las inclinaciones de la naturaleza débil. Porque si viven ustedes conforme a tales inclinaciones, morirán; pero si por medio del Espíritu hacen ustedes morir esas inclinaciones, vivirán. Romanos 8:12-13 (DHH)
¿Las viejas tentaciones han levantado su fea cabeza últimamente? Tal vez usted se haya dado cuenta de que actitudes negativas o formas de pensar han intentado volver a su mente, cosas con las que usted lidiaba hace años. No se desanime. La respuesta puede ser más simple de lo que piensa.
Todos enfrentamos tentaciones. Si nos rendimos, los efectos pueden ser devastadores, tanto para nosotros como para aquellos a quienes influenciamos. Nueve de cada diez veces, la razón de rendirse es la misma: no estar lleno del Espíritu Santo. Mucho antes de que alguien tenga una aventura amorosa, pierda integridad o comience una adicción, deja de esforzarse por acercarse a Jesús todos los días.
Incluso si usted ha servido a Dios durante 40 años, la vida se volverá difícil si usted deja de recibir de Él. Usted necesita pasar tiempo de forma continua con el Espíritu Santo para mantener su relación fresca, o ya no se beneficiará de esa relación.
Sin el Espíritu Santo, usted desaprovecha Su poder para mantenerlo alejado del pecado. Romanos 8:12-13 explica que es por el poder del Espíritu Santo que usted puede evitar comportamientos motivados por deseos egoístas, ¡esto no es posible únicamente con fuerza de voluntad o con la modificación del comportamiento por sí mismo!
Si por alguna razón usted ha dejado de pasar tiempo con el Espíritu Santo, reavive la relación. Emociónese con el tiempo que pasa con Dios cada día. ¡Aproveche la paz, la claridad y el poder que Él le da para vencer!