Con los sueños que se cuentan unos a otros, pretenden hacer que mi pueblo se olvide de mí, como también sus antepasados me olvidaron y se fueron tras Baal. Jeremías 23:27 (DHH)
La gente no suele confiar en que los sueños de Dios para ellos sean los mejores. Al principio es difícil confiar plenamente en Dios al tomar decisiones. Por ejemplo, si usted se está decidiendo por una carrera, puede dudar en preguntarle a Dios cuáles son Sus planes para usted porque le preocupa que Él quiera que usted haga algo que odie. Pero los planes de Él para usted son mejores de lo que usted podría planear por su cuenta.
Los sueños de Dios se adaptan perfectamente a sus dones y habilidades naturales, coincidiendo con sus gustos y aversiones. Aunque el sueño requiere trabajo, ¡Él lo alimenta a usted con pasión y emoción!
Sin embargo, no todos los sueños son de Dios. Como se dice en Jeremías 23:27, ¡un sueño definitivamente no es de Dios si distrae a las personas de Él! Y los sueños de Dios nunca van a contradecir Sus principios.
Otra forma de saber si un sueño es de Dios es probar si se trata de usted. Si usted sueña con ser famoso, pregúntese: “¿Cuál es el propósito de la fama?” ¿Ayudará de alguna manera a los demás o demostrará cuán grande es Dios?
Usted no puede equivocarse cuando sueña con Dios. Sueñe en grande, ore y crea en Dios por su futuro. Luego, confíe en que Dios conectará los puntos. Vaya tras una relación después de contar con Él primero. Él sabe lo que le hará más feliz y lo guiará en cada paso del camino en la medida que usted lo siga.