En cambio nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Filipenses 3:20 (NKJV)
Como creyentes, somos ciudadanos del reino de Dios y tenemos derecho a bendiciones milagrosas.
Tal vez usted está pasando por un momento difícil financieramente. Como ciudadano del cielo, usted puede experimentar un favor sobrenatural en sus finanzas. Ya se trate de un nuevo trabajo, de alguna otra oportunidad o de la sabiduría que necesita para resolver un problema, usted puede encontrar el poder que necesita dentro de usted porque el Espíritu Santo está en usted, no importa lo que esté pasando con el gobierno o la economía.
Como ciudadano del cielo, usted también tiene derecho a la protección sobrenatural. He experimentado esta protección varias veces en mi vida. Un ejemplo fue cuando un tipo trató de atacarme con un hierro de neumático. Mientras caminaba hacia mí, todo lo que dije fue: “En el nombre de Jesús”, y de inmediato arrojó el hierro de neumático y corrió. No puedo explicar por qué, pero sé que no fue el resultado de mi poder. Pasó algo milagroso que no puedo explicar. Como ciudadano del reino de Dios, ejercí mi derecho y mi privilegio de usar el nombre de Jesús, y sucedió algo milagroso.
En cuanto a la salud, podría contarle historias dónde los médicos no sabían qué hacer, pero los creyentes siguieron orando y declarando sanación y sucedieron cosas que los médicos no pudieron explicar. La salud y la sanación también fluyen desde dentro de ustedes cuando son ciudadanos del reino de Dios.
Como ciudadano del reino de Dios, nunca olvide que usted tiene derechos y privilegios: ¡favor, bendición, protección, salud y cualquier otra promesa que pueda encontrar en la Biblia!