Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios. 1 Pedro 3:3–4 (DHH)
Hay todo tipo de familias en este mundo: familias mixtas y de padres solteros, familias que han adoptado o que están acogiendo niños, y la familia tradicional de dos padres y uno o más niños.
La gente parece asumir que la estructura familiar determina si se educan o no hijos maravillosos. Como consecuencia, asumen que los padres solteros necesitan encontrar un segundo padre si quieren que sus hijos tengan éxito y sean felices en la vida.
Si bien no estoy sugiriendo que esta sea una mala idea, debemos tener cuidado. Crear la familia “perfecta” no resuelve todos los problemas y no garantiza a los niños que amen y sirvan a Jesús.
Hay otros elementos cruciales que son más importantes que el hecho de tener una familia tradicional, sabemos que muchos padres solteros crían niños increíbles. Un elemento crucial involucra el tema de la identidad. Es vital que los niños aprendan quiénes son en Cristo.
Ya sea que usted haya crecido sin un padre o una madre, o esté criando solo a sus hijos, o se encuentre en una situación familiar mixta o ninguna de las anteriores, todos debemos entender nuestra identidad como miembros de la familia de Dios. Este conocimiento es mucho más importante que de dónde viene o incluso cómo vive actualmente.
Nos enfocamos mucho en la parte externa de nuestras vidas, pero nuestra parte interna es mucho más significativa. Necesitamos enseñarles a los niños habilidades para la vida, como cepillarse los dientes, peinarse y usar modales. También está bien querer lucir lo mejor posible. Pero no ignore esta parte interna, porque todos necesitamos saber quiénes somos realmente.