No se emborrachen, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llénense del Espíritu Santo. Efesios 5:18 (DHH)
¿Alguna vez se ha sentido desanimado en su camino de fe?
Tal vez usted ha sido cristiano por años, y últimamente siente que algo anda mal. Ha perdido esa pasión por su relación con Cristo, viejos hábitos y actitudes han vuelto a aparecer, o usted está siendo tentado por cosas sobre las que se creía victorioso.
Si esto resume el cómo se ha estado sintiendo, esto puede estar sucediendo porque usted ha estado tratando de vivir su vida sin la guía del Espíritu Santo.
Dios nos diseñó como seres de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. En el jardín, Adán y Eva caminaban y hablaban con Dios todos los días. Esto cambió cuando ellos desobedecieron a Dios. El designio de Dios es que nosotros, como creyentes, caminemos nuevamente en comunión con Él a través de Su Palabra y permitamos que el Espíritu Santo nos guíe a través de nuestros espíritus. Su alma (mente, emociones y voluntad) y su cuerpo no están diseñados para liderar.
La lógica, el razonamiento y las emociones, continuamente intentan asumir el papel de liderazgo, pero simplemente eso no funciona así. Cuando permitimos que estos se hagan cargo, perdemos nuestra alegría y dejamos de aprovechar el poder y los beneficios que el Espíritu Santo aporta a nuestras vidas. Aunque Él todavía vive dentro de nosotros, ¡no recibimos su beneficio, y Dios quiere que aprovechemos los beneficios que Su Espíritu trae!
En los próximos días, cubriremos algunos de los beneficios que el Espíritu Santo aporta a nuestras vidas. Mientras tanto, dirija su atención a Su Palabra y a Su presencia hoy, ¡porque Él quiere que usted acceda a Su poder sobrenatural, a su paz, alegría y provisión en su vida diaria!