Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que éste ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien. Josué 1:8 (DHH)
A veces tomamos decisiones reaccionarias basadas en nuestros sentimientos, cuando todo lo que realmente necesitamos es un ajuste en nuestro enfoque.
Lo que sentimos no necesariamente está determinado por lo que nos sucede. A menudo esos sentimientos son el resultado de aquello en lo que hemos elegido enfocarnos. Por ejemplo, enfocarse sólo en lo que a usted le molesta de alguien tiene un efecto. Centrarse en lo que usted ama y aprecia de esa persona tiene otro. El enfoque afecta los sentimientos.
Incluso cuando los demás nos hacen daño, hay que recordar que nadie puede hacernos sentir algo a menos que tomemos la elección de dejarlo. No somos víctimas; nosotros elegimos el grado en que permitimos que alguien afecte nuestros sentimientos al elegir si deseamos o no enfocarnos en lo que han hecho.
Dios sabe lo importante que es nuestro enfoque, por eso él le dijo a Josué que meditara en su Palabra de día y de noche. Cuando usted medita en la Palabra de Dios y sus promesas, usted empieza a ver la perspectiva de Dios y se puede optar por enfocarse en él. En lugar de permanecer en lo negativo, usted está lleno de esperanza y optimismo. Los sentimientos de agradecimiento, paz y alegría siguen, no necesariamente porque algo ha cambiado en sus circunstancias, sino debido a que usted ha elegido el enfoque correcto.
Si algo le molesta, pregúntese, “¿Hay algo que tengo que hacer? ¿O solamente tengo que cambiar mi enfoque?” Usted puede enfocarse en todas las cosas increíbles que le han sido prometidas como hijo de Dios y llenar su mente con esperanza y gratitud.