Hebreos 10:19-25 (MSG) Así que, amigos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el “Lugar Santísimo”. Jesús ha limpiado el camino con la sangre de su sacrificio, actuando como nuestro sacerdote ante Dios. La “cortina” en la presencia de Dios es su cuerpo. Así que hagámoslo, llenos de convicción, seguros de que estamos presentables por dentro y por fuera.
¿Alguna vez duda en hablar con Dios? Si es así, ¿por qué?
A menudo pensamos que estamos demasiado ocupados para pasar tiempo conversando con Dios, pero la causa puede ser realmente algo más que ocupación. A veces evitamos a Dios porque no nos sentimos merecedores de su tiempo o atención. El problema es que estamos enfocándonos en lo incorrecto. Pasar tiempo con Dios no se trata de si somos dignos o no. Jesús es digno, y si somos creyentes, hemos heredado su dignidad por medio de la fe. Tenemos acceso directo a Dios, no porque nos lo hayamos ganado, ¡sino porque Jesús se lo ganó!
Lea los versículos de hoy varias veces y piense realmente en lo que dicen. Podemos acercarnos a Dios sin dudarlo, sabiendo que estamos presentables por dentro y por fuera. Bajo el antiguo pacto, solo el sacerdote podía entrar a la presencia de Dios, y solo podía entrar al “Lugar Santo” detrás de la cortina después de realizar una serie de rituales estrictos. Bajo el nuevo pacto que Jesús hizo, podemos acercarnos a Dios en cualquier momento. De hecho, ¡Su Espíritu vive en nosotros!
Nunca caiga en la mentira de que usted no es digno de estar con Dios. Usted es aceptado, completamente. Usted es amado apasionadamente. Aproveche el acceso que tiene a Dios hoy.