Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Santiago 1:3 (DHH)
Durante los últimos días hemos estado hablando de las pruebas de la vida. Hemos discutido el hecho de que Dios no causa la tragedia para atacarnos, él está con nosotros, no contra nosotros. A pesar de que Dios no envía problemas a nuestro camino, la verdad es que todavía podemos aprender de las pruebas que encontramos. Las dificultades ponen a prueba nuestra fe, que nos hacen desarrollar paciencia.
Algunas personas enseñan que las tormentas de la vida nos hacen crecer en la fe. Eso no es cierto. Las dificultades prueban nuestra fe. Lo que construye la fe es el tiempo que pasamos aprendiendo y creciendo en la Palabra de Dios.
En Lucas 6:45-49, Jesús nos enseñó cómo construir nuestra fe: escuchando sus palabras y poniéndolas en práctica. Cuando hacemos esto, somos como un carpintero sabio que construye una casa sobre la roca. Cuando llega la tormenta, la casa se mantiene firme.
Jesús no dijo que la tormenta hizo fuerte la casa. El viento no empuja los clavos a mayor profundidad, ni refuerza las bases. Las tormentas amenazan con derribar lo que hemos construido: ponen a prueba nuestra fe. Sin embargo, si construimos nuestra fe estudiando la Palabra de Dios, ¡nos mantendremos fuertes sin importar lo fuertes que sean los vientos!
La única cosa que una tormenta puede construir en su vida es paciencia y persistencia. En la medida en que usted tome la decisión de permanecer en la fe a través de los tiempos difíciles, su paciencia crece, pero cuando se trata de la fe, depende de usted crecer a través del estudio de la Palabra de Dios. La fe, según Romanos 10:17, viene de oír la Palabra de Dios.
Ya sea que usted esté o no enfrentando una tormenta, continúe creciendo en la Palabra de Dios para construir su fe. Entonces usted perseverará a través de cualquier tormenta.