Más se puede confiar en el amigo que hiere que en el enemigo que besa. Proverbios 27:6 (DHH)
Las amistades fuertes sólo se forman cuando dos personas están dispuestas a enfrentar la verdad entre sí… incluso cuando es incómodo.
Todos queremos relaciones que brinden apoyo, fuerza, alegría y sean divertidas. Queremos gente a nuestro alrededor en la que nosotros podamos confiar y que confíen en nosotros; amigos que puedan pasar buenos momentos, pero que también estén dispuestos a ayudarnos cuando fallamos y prestarnos un hombro cuando necesitemos alguien en quien tener apoyo.
Para desarrollar estas relaciones, tenemos que estar dispuestos a hablar de los problemas que se interponen entre nosotros. No podemos evitar los temas candentes que tengamos con los demás por temor a “zarandear el bote”. Tenemos que estar dispuestos a compartir nuestra perspectiva, y estar dispuestos a escuchar la opinión de la otra persona, incluso cuando sea diferente a la nuestra.
De acuerdo con Proverbios 9:8, los que escuchan y aceptan la corrección son sabios. Dice: “No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio y te amará”. Y el versículo de hoy llama a estas pequeñas correcciones de amor “heridas de un amigo sincero.” Ellas pueden doler un poco, pero son mejor que “muchos besos de un enemigo.” Usted ve, el sabio ama la corrección porque sabe que le ayuda a elegir mejores opciones en el futuro.
Todos tenemos puntos ciegos: problemas en nuestras vidas que no vemos. Vamos a desarrollar relaciones fuertes y saludables contando con que las personas que nos rodean nos señalen aquello que no nos damos cuenta. Al escuchar los consejos de los demás y estar dispuesto a hablar acerca de los problemas, podemos ayudarnos unos a otros para ser mejores cada día.