Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. 2 Pedro 1:3 (DHH)
La oración es tremendamente poderosa. Le permite cumplir realmente la voluntad de Dios para su vida, y Su voluntad siempre es buena.
Muy a menudo las personas piensan erróneamente que a Dios le gusta castigar a las personas y negarles las cosas que realmente quieren. Piensan que la oración es un diálogo unilateral de mendicidad y Dios está arriba en el cielo con dos grandes botones que dicen “Sí” y “No”, que bendice al azar a algunos mientras castiga a otros.
Esa no es la manera en que Dios obra. 2 Pedro 1:3 dice que usted ya tiene todo lo que necesita para tener alegría, lograr éxito, formar una familia increíble y tener excelentes relaciones, usted lo tiene ahora, no más tarde o cuando se lo gane.
Pero para ejercer ese poder, usted debe hacer que Su Palabra se cumpla en su vida y declarar Sus promesas. En otras palabras, en lugar de rogarle a Dios que lo ayude a vencer la tentación, hágale saber que usted es consciente del poder que Él le ha dado. Dele gracias por permitirle ser victorioso en su batalla con los cigarrillos o el alcohol o lo que sea que se interponga en su camino para alcanzar la salud, la felicidad y el éxito. Declare que Su fuerza le ayudará a superar los chismes y los argumentos mezquinos que socavan sus relaciones.
Tome autoridad, esta es suya cuando usted acepta a Jesús como su Salvador. Declárelo en sus oraciones y luego ponga ese conocimiento en acción a medida que construye la vida que Él desea para usted.