Porque nadie podrá decir que ha cumplido la ley y que Dios debe reconocerlo como justo, ya que la ley solamente sirve para hacernos saber que somos pecadores. Romanos 3:20 (DHH)
Las leyes del Antiguo Testamento que Dios nos dio son asombrosas. Nos enseñan lo que es correcto e incorrecto; nos muestran una manera de vivir que es beneficiosa para nosotros y para todos los que nos rodean. Sin embargo, la ley no tiene poder para ayudarle a cumplirla.
Déjeme darle una ilustración para mostrarle lo que quiero decir. Cuando usted se levanta por la mañana, es probable que se mire en el espejo. Incluso puede tener un espejo de aumento para ayudarlo a ver cada mancha. El propósito del espejo es exponer sus defectos. Usted podría retirar el espejo de la pared y frotarlo contra la mancha, pero este no tiene la capacidad de solucionar el defecto. Su propósito es sólo mostrarle la mancha.
Lo mismo ocurre con la ley. Expone el pecado en su vida pero no tiene el poder para ayudarle a limpiarlo. Le muestra que sin Jesús, usted no tiene oportunidad. Todos somos irremediablemente imperfectos, pero afortunadamente confiamos en la perfección de Jesús, no en la nuestra, cuando le entregamos a Él nuestras vidas.
Si estudiar lo que es correcto e incorrecto no lo capacita para hacer lo correcto, ¿qué lo hace entonces? Usted logra un verdadero poder para cambiar una vez que se da cuenta de que es una nueva creación y le ha sido dada una nueva naturaleza en Cristo Jesús.
¡Es hora de levantarse y ser libre! Enfóquese en Jesucristo hoy. Dese cuenta de lo que Él ha hecho por usted y tenga el poder para vencer todo mal hábito.