En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría…” Gálatas 5:22 (DHH)
Los niños parecen vivir en un mundo mágico donde es fácil tener alegría por las cosas más simples. Como adultos, hay asuntos reales y cosas de las que debemos ocuparnos, pero estas no tienen que robar nuestra alegría. Podemos ser al mismo tiempo, responsables, diligentes, disciplinados y estar llenos de alegría, cuando entendemos una clave simple.
La alegría no se encuentra en la ausencia de problemas.
Muchos se sienten atrapados pensando que finalmente serán felices cuando se resuelva un determinado problema. Cuando obtengan el trabajo adecuado, el hogar correcto o el cónyuge adecuado, finalmente serán felices. En realidad, tan pronto como se resuelve un problema, otro toma su lugar. Esa es la vida, pero estas situaciones no tienen que impedir que usted experimente alegría.
La felicidad viene de los acontecimientos. Pero la alegría viene de Dios. La alegría no proviene de personas, lugares o cosas. Tampoco viene del dinero. La felicidad proviene de cosas que suceden en la vida, pero la alegría es mucho más profunda. Es una satisfacción interior que va más allá de las circunstancias.
La alegría es un fruto del Espíritu. En la versión Amplificada, Gálatas 5:22 dice que el fruto del Espíritu Santo es el resultado de tener “Su presencia dentro”. La alegría es el resultado directo de pasar tiempo en la presencia de Dios. ¿Quiere más alegría en su vida? Pase tiempo con Dios todos los días.