¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; Proverbios 22:29 (LBLA)
El hábito de exigir excelencia puede traerle gran influencia. Al estudiar este tema, he encontrado ejemplos de líderes excelentes en todo el Antiguo Testamento.
Daniel y tres de sus amigos se encontraban en una tierra extranjera sin título o posición, pero Daniel 1:20 (LBLA) dice, en todo asunto de sabiduría y conocimiento que el rey les consultaba, los encontraba diez veces superiores. Daniel tenía un espíritu extraordinario, lo que le ayudó a tener gran influencia con personas de altos niveles de autoridad (Daniel 5:12, DHH).
En otro ejemplo, David ganó una posición de influencia con el Rey Saúl al exhibir excelencia en tocar el arpa, en la batalla y en hablar elocuentemente. No exhibió perfección; él mostró excelencia. Hay una gran diferencia. Con perfección, nada es lo suficientemente bueno, pero excelencia quiere decir estar satisfecho con lo mejor que hay en usted mientras intenta aumentar sus capacidades.
La diferencia entre excelencia y “está bien” no es monumental. Con frecuencia es una diferencia de 10 segundos. Es recoger la basura del piso incluso cuando no es su trabajo. Es hacer contacto visual y sonreír sin importar cómo sea su día. Las pequeñas cosas cuentan.
Usted puede mantener la excelencia incluso cuando se siente presionado. Cuando ocurren contratiempos o cuando hay poco tiempo, usted será el más tentado a renunciar a la excelencia, pero puede negarse a estar satisfecho con la mediocridad.
Dios lo creó con excelencia y por excelencia. Usted puede elegir dar su mejor esfuerzo en todo lo que hace. Al poner esto en práctica, logrará influencia donde quiera que vaya.