Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios y escapen de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo. 2 Pedro 1:3-4 (DHH)
No sé ustedes, pero yo necesito pasar tiempo en la Palabra de Dios todos los días. Cuando el miedo, la preocupación o el estrés se apoderan de mí, pasar algún tiempo en Su Palabra me ayuda a mantener mi consciencia en el poder de Dios, Su gracia y la autoridad que Él me ha dado en Cristo. Me vuelvo más consciente de lo que él me está llamando a hacer, del poder que me da, y entonces una fuerza se eleva desde mi interior.
Sin una elección diaria en enfocar nuestra mente en la Palabra de Dios y el poder y provisión que él tiene para nuestras vidas, nuestra mente se apoyará en nuestros problemas y limitaciones. En lugar de vernos a nosotros mismos superando los problemas que enfrentamos, comenzamos a imaginar la derrota.
El problema es que nuestros cuerpos no pueden distinguir la diferencia entre lo que es imaginación y lo que es real, lo que significa que si permitimos que nuestro enfoque sea negativo, es como si ya hubiéramos experimentado la derrota. Y cuanto más nos enfocamos en algo, más nos movemos hacia eso.
Dios lo diseñó con imaginación para ayudarle, pero usted debe elegir cuidadosamente su enfoque. Enfoque su conciencia en Su bondad y fidelidad. Enfóquese en Su Palabra y en el hecho de que ya le han sido dadas todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. ¡Elija imaginar su victoria en Él y entonces usted dirigirá su vida en dirección de Sus promesas!