Juzgar de la manera correcta

Leon FontaineEntregate

¿Cómo puedes pensar por un momento que tienes el derecho de juzgar al sirviente de otra persona? Cada sirviente responde a su propio Maestro, y él se parará o caerá en Su presencia. La buena noticia es que se mantendrá en pie porque el Maestro puede sostenerlo. Romanos 14:4 (VOZ)

Como cristianos, se nos enseña a no juzgar, pero al mismo tiempo aprendemos que ciertos comportamientos contradicen los principios de Dios. Entonces, ¿cómo defendemos lo que es correcto y les enseñamos a los niños los caminos de Dios sin juzgar a las personas que viven un estilo de vida diferente?

La respuesta a esta pregunta radica en comprender cómo juzgar de la manera correcta.

Usted puede estar pensando: “¡Pensé que todo juicio era incorrecto!” La verdad es que podemos y debemos juzgar en ciertas circunstancias, siempre y cuando lo único que juzguemos sea un historial. Hay una gran diferencia entre juzgar el historial y juzgar el corazón.

Cuando juzgamos el corazón, hacemos suposiciones sobre por qué las personas hacen lo que hacen, en lugar de simplemente observar sus acciones. Pensamos: “Esa persona es mala” o “Quería causarme daño”. Asumimos los motivos e intenciones de las personas, o las definimos por sus acciones, juzgando su valía y su valor como personas en función de esas acciones.

Cuando juzgamos las acciones, podemos decir: “No estoy de acuerdo con lo que has hecho” o “No puedo confiar en ti hasta que construyas un mejor historial”, pero no devaluamos ni menospreciamos la persona debido a sus elecciones.

Jesús nos enseñó a amar y aceptar a las personas tal como son, incondicionalmente. SIEMPRE podemos amar y aceptar a las personas, incluso cuando no podamos confiar en ellas o no estamos de acuerdo con sus elecciones.