INSENSIBLE A LA OFENSA

Leon FontaineEntregate

Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús:—Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete? Jesús le contestó:—No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Mateo 18:21-22 (DHH) 

Cuando alguien lo bloquea en el tráfico, ¿se ofende fácilmente? ¿Qué pasa con su familia, cónyuge o compañeros de trabajo? ¿Con frecuencia voltea los ojos y suspira fuerte? Si es así, usted no está solo. 

El problema de estar ofendido es que esto promueve más ofensas. Cuando las personas no aprenden a perdonar, acumulan rencores como un acaparador recoge basura. Se acumula hasta que no hay espacio para la alegría. 

Muchos ni siquiera se dan cuenta de que están viviendo ofendidos. Peor aún, se sienten con derecho. Piensan que es su derecho guardar rencor. No estoy diciendo que estas personas no hayan sido heridas. Vivimos en un mundo lleno de atrocidades; muchas veces, parece justo estar profundamente ofendido por lo que nos sucede. Pero Dios tiene un camino mejor. 

Usted verá que el perdón lo libera más a usted que a la persona que lo lastimó. Aferrarse a la ofensa lo encierra en una prisión de su propia creación. Pídale a Dios que le ayude a dar pasos hacia el perdón y libérese para experimentar alegría y felicidad nuevamente. 

De hecho, usted puede volverse “insensible a la ofensa” cuando aprende a perdonar rápidamente. Piense en esto: Dios no lo condena, no importa lo que usted haya hecho. Cuando usted medita sobre la forma en que es perdonado por completo, usted deja de sentirse “ofendido”. Gradualmente, usted descubre que toma las cosas de forma menos personal y es más fácil aceptar las imperfecciones de los demás. ¿Puede usted ser “insensible a las ofensas” hoy?